Te
esperaba todas las noches, sin creer que la posibilidad de separarme de vos podría
materializarse, hacerse real en el tiempo. Me contaba a mí misma cuentos que
iban separándonos, sin saber que también de mí dependía el encuentro. En la
soledad, casi despreciaba un espacio común, y hoy ya no importa cuál es tu
parte de culpa, porque ni siquiera tengo la certeza de si pensas en eso como
yo, cuando me quedo sola en la habitación con tantas cosas que hacer y tan
pocas ganas.
No
sé si vernos soluciona algo, aplaca el dolor unos instantes, pero después vuelve
como una ola cuando toma impulso, se acerca a la orilla y deja una espuma
pesada en los bordes. Extraño cocinar en esa cocina, tomar tres mates a la
mañana, intentar poner en orden las plantas, separar los residuos orgánicos, un
abrazo distraído antes de cerrar los ojos para intentar dormir. Me castigo
recordando esto, y reprochándome las decisiones que tome, cuando te propuse separarnos.
Tenía que tomar una decisión, pero no soy como vos, casi siempre me equivoco.
Ya
te lo dije en su momento, pero me recuerdo a mí misma que enojada estoy con
todo esto. Escribí muchas veces sobre el
momento en que miro por la ventana y observo la calle allá abajo, pero nunca conté
que me acuerdo cuando miraba hacia el pasaje y olía los jazmines de estación, o
prendía velas y sahumerios para alimentar la casa, que es tuya pero que te juro
intente que también fuera de los dos. Hoy sé que, evidentemente no supe cómo
muchas cosas.
Esta
distancia, que siento que cada vez nos separa más, es así de dolorosa, hace
pesado los días. Me pone incapaz de muchas cosas. Extraño tu energía, sobre
todo en momentos como este, donde se detiene el tiempo que no puedo, ni se si
quiero volver atrás. Si supieras lo que me pesa todo esto, no sé bien a donde
ir, y no quiero interferir en tu vida, no termino de saber lo que siento, no sé
bien qué hacer conmigo, y no entiendo por qué el amor se diluye, si hubieron
tantos momentos hermosos, tantas cosas compartidas, tantas decisiones tomadas
de a dos. No puedo, no quiero soltarte, no entra ni en mi corazón ni en mi
cabeza que ya no estés, no creo que este momento exista, es que pasé noches
enteras sin dormir cuando me fui, cuando me pediste que me fuera, que sentí que
no tenía otra opción. Siempre voy a desearte lo mejor, porque te lo mereces, y
uno de los mayores problemas que hoy tengo es que no se si yo me lo merezco.