miércoles, agosto 07, 2013

¡Gracias Eugenio por tus propuestas!


El marco de hierro del espejo que estaba pintado de negro, recordaba algún garabato convencional de dibujos que se hacen cuando uno conversa por teléfono, media aproximadamente un cuarto de pared; era moderno, simple, demasiado sincero.
Cuando Joaquín entraba a su departamento de la calle Campichuelo, casi siempre veía su reflejo contra la pared que tenía en el fondo del living.
El día domingo 5 de noviembre, corrió más de dos horas alrededor del Parque que tenía a dos cuadras, buscando desacelerar sus ideas. Roxana había vuelto a dejarlo, seducida por la duda romántica, cruel, dramática, tan mentirosa.
Esa noche al regresar, noto en el espejo una mancha como de plomo, sin darle importancia fue a ducharse, posteriormente a tomar agua, y luego a recostarse a mirar una aburrida película de final de fin de semana. Exhausto por la angustia, fue quedándose dormido sobre el sofá cama. Al despertar, noto que la mancha de plomo era un poco más grande, se acercó y observo algunas pequeñas gotas de agua entre el vidrio y la madera que lo sujetaba detrás. Sin comprender del todo, fue al trabajo como todas las semanas desde hacía 10 años. Durante todo el regreso sintió un hueco a la altura del plexo solar que fue transformándose en una sed sofocante. Para calmar esa sensación, tomo la jarra de la heladera con las dos manos e incorporo en su cuerpo todo el contenido que había dentro de ella. A la mañana siguiente, volvió a notar que en el espejo una gran isla de plomo avanzaba hacia la zona media, y junto con ella las gotas de agua ahora formaban una laguna mediana.
El siguiente fin de semana, no solo Roxana se había paseado frente a su balcón exhibiendo un vestido escotado, tomada del brazo de otro hombre, sino que además, una feroz tormenta había tirado el árbol que tenía enfrente. Ahora Joaquín, solo veía otros balcones, un paisaje monocromático absorbía el aire. A esta altura el ardor de los ojos era tal, que resolvió sumergir la cabeza debajo de la ducha.
El lunes que el espejo era casi un rectángulo cromado en la pared, puso en venta el departamento que se vendió rápidamente. Cuando el vendedor llamo a Alta Gracia para darle la noticia, lo primero que le comento fue que era admirable la forma en que el espejo que tenía en la pared refractaba la luz que entraba por la ventana, seguramente no habría sido sencillo mantenerlo sin siquiera un solo rayón.