miércoles, agosto 24, 2011

Es lento el camino hacia el final…el aire entra de a gotas densas. El corazón late débil, gastado.
Te acompaño porque fuiste vida alegre, porque sos vida de pie hasta el último destello de luz.
No te doblegas ante la muerte, estas sereno en el letargo.

A mi mejor amigo mas fiel del mundo.

Seguramente no pasees más por el barrio moviéndole la cola a todos, sin importar quienes son.
Probablemente, dentro de poco no escuche tus ladridos, no te vea acercar con las orejas hacia atrás buscando una caricia. Estas cansado, el cuerpo casi no te responde.
Empiezo a sentir la lejanía del final en forma progresiva.
El vínculo con la vida es tan fuerte que vence las barreras de la raza, la condición, el origen, la forma. Si pudiera hablar en tu idioma para explicarte lo que te está pasando, que es lo que se lleva tu energía hacia otra parte.
Tengo la esperanza de que cuando partas, encuentres un lugar mucho más amable, lleno de veredas y plazas interminables, donde puedas correr pájaros, ladrarle al viento. Donde puedas ver, volver a nacer. Oír y oler todo lo que este a tu alrededor. Un lugar donde tengas muchos amigos con quienes divertirte. Un mundo sin maldad, ni agresión, el mundo que te mereces por tener un espíritu lleno de bondad, un alma inquieta y alegre.
Todavía puedo imaginar cuando llegaste a casa, cuando te preparaba la leche en polvo con azúcar y hacías pis por todos lados, y yo atrás tuyo limpiando el enchastre que dejabas.
Te siento al pie de mi cama, agitándote cada vez que te hablaba. Al galope cuando me veías llegar por la esquina.
Hoy casi no te podes mover, estas adelantando la partida. Un sabor amargo recorre mi garganta, me duele el pecho.
Es un día oscuro en la tierra que atestigua tu dolor, el cansancio de la vida, el peso de sostenerse hasta el último segundo con los ojos abiertos. Dormís desde la mañana a la noche, apoyas tu cabeza en cualquier espacio en puedas recostarla.
Tu mirada está diciendo algo.
Tu ausencia me duele, me cuesta asumirla.

A mi mejor amigo mas fiel del mundo.

Seguramente no pasees más por el barrio moviéndole la cola a todos, sin importar quienes son.
Probablemente, dentro de poco no escuche tus ladridos, no te vea acercar con las orejas hacia atrás buscando una caricia. Estas cansado, el cuerpo casi no te responde.
Empiezo a sentir la lejanía del final en forma progresiva.
El vínculo con la vida es tan fuerte que vence las barreras de la raza, la condición, el origen, la forma. Si pudiera hablar en tu idioma para explicarte lo que te está pasando, que es lo que se lleva tu energía hacia otra parte.
Tengo la esperanza de que cuando partas, encuentres un lugar mucho más amable, lleno de veredas y plazas interminables, donde puedas correr pájaros, ladrarle al viento. Donde puedas ver, volver a nacer. Oír y oler todo lo que este a tu alrededor. Un lugar donde tengas muchos amigos con quienes divertirte. Un mundo sin maldad, ni agresión, el mundo que te mereces por tener un espíritu lleno de bondad, un alma inquieta y alegre.
Todavía puedo imaginar cuando llegaste a casa, cuando te preparaba la leche en polvo con azúcar y hacías pis por todos lados, y yo atrás tuyo limpiando el enchastre que dejabas.
Te siento al pie de mi cama, agitándote cada vez que te hablaba. Al galope cuando me veías llegar por la esquina.
Hoy casi no te podes mover, estas adelantando la partida. Un sabor amargo recorre mi garganta, me duele el pecho.
Es un día oscuro en la tierra que atestigua tu dolor, el cansancio de la vida, el peso de sostenerse hasta el último segundo con los ojos abiertos. Dormís desde la mañana a la noche, apoyas tu cabeza en cualquier espacio en puedas apoyarte.
Tu mirada está diciendo algo.
Tu ausencia me duele, me cuesta asumirla.

A mi mejor amigo mas fiel del mundo.

Seguramente no pasees más por el barrio moviéndole la cola a todos, sin importar quienes son.
Probablemente, dentro de poco no escuche tus ladridos, no te vea acercar con las orejas hacia atrás buscando una caricia. Estas cansado, el cuerpo casi no te responde.
Empiezo a sentir la lejanía del final en forma progresiva.
El vínculo con la vida es tan fuerte que vence las barreras de la raza, la condición, el origen, la forma. Si pudiera hablar en tu idioma para explicarte lo que te está pasando, que es lo que se lleva tu energía hacia otra parte.
Tengo la esperanza de que cuando partas, encuentres un lugar mucho más amable, lleno de veredas y plazas interminables, donde puedas correr pájaros, ladrarle al viento. Donde puedas ver, volver a nacer. Oír y oler todo lo que este a tu alrededor. Un lugar donde tengas muchos amigos con quienes divertirte. Un mundo sin maldad, ni agresión, el mundo que te merecer por tener un espíritu lleno de bondad, un alma inquieta y alegre.
Todavía puedo imaginar cuando llegaste a casa, cuando te preparaba la leche en polvo con azúcar y hacías pis por todos lados, y yo atrás tuyo limpiando el enchastre que dejabas.
Te siento al pie de mi cama, agitándote cada vez que te hablaba. Al galope cuando me veías llegar por la esquina.
Hoy casi no te podes mover, estas adelantando la partida. Un sabor amargo recorre mi garganta, me duele el pecho.
Es un día oscuro en la tierra que atestigua tu dolor, el cansancio de la vida, el peso de sostenerse hasta el último segundo con los ojos abiertos. Dormís desde la mañana a la noche, apoyas tu cabeza en cualquier espacio en puedas apoyarte.
Tu mirada está diciendo algo.
Tu ausencia me duele, me cuesta asumirla.

A mi mejor amigo mas fiel del mundo.

Seguramente no pasees más por el barrio moviéndole la cola a todos, sin importar quienes.
Probablemente, dentro de poco no escuche tus ladridos, no te vea acercar con las orejas hacia atrás buscando una caricia. Estas cansado, el cuerpo casi no te responde.
Empiezo a sentir la lejanía del final en forma progresiva.
El vínculo con la vida es tan fuerte que vence las barreras de la raza, la condición, el origen, la forma. Si pudiera hablar en tu idioma para explicarte lo que te está pasando, que es lo que se lleva tu energía hacia otra parte.
Tengo la esperanza de que cuando partas, encuentres un lugar mucho más amable, lleno de veredas y plazas interminables, donde puedas correr pájaros, ladrarle al viento. Donde puedas ver, volver a nacer. Oír y oler todo lo que este a tu alrededor. Un lugar donde tengas muchos amigos con quienes divertirte. Un mundo sin maldad, ni agresión, el mundo que te merecer por tener un espíritu lleno de bondad, un alma inquieta y alegre.
Todavía puedo imaginar cuando llegaste a casa, cuando te preparaba la leche en polvo con azúcar y hacías pis por todos lados, y yo atrás tuyo limpiando el enchastre que dejabas.
Te siento al pie de mi cama, agitándote cada vez que te hablaba. Al galope cuando me veías llegar por la esquina.
Hoy casi no te podes mover, estas adelantando la partida. Un sabor amargo recorre mi garganta, me duele el pecho.
Es un día oscuro en la tierra que atestigua tu dolor, el cansancio de la vida, el peso de sostenerse hasta el último segundo con los ojos abiertos. Dormís desde la mañana a la noche, apoyas tu cabeza en cualquier espacio en puedas apoyarte.
Tu mirada está diciendo algo.
Tu ausencia me duele, me cuesta asumirla.