viernes, diciembre 23, 2005

Papel celofan

Cualquier señal de furia vale si querés sacarte de encima tanta bronca.
No existe lo realmente justo o lo injusto cuando una u otra persona pierde.
Se desarman las ideas cuando cualquier cosa hace que te cuestiones la manera en que esta realidad funciona.
No alcanza la razón para darle un sentido a la existencia en el momento en que todo a tu alrededor desaparece como si nada.
Como quisieras que nada pasara, que el reloj no avanzara.
Estas tan atado a tu naturaleza humana que se hace insoportable transcurrir por las calles y no poder evitar darle significados a aquello que influye en tu estado de ánimo.
Es contradictorio no querer olvidar y esperar a ese olvido, o huir de tu memoria buscando refugio en alguna superficialidad de esta cotidianeidad.
Buscas no sentir mas nada cuando amas la piel más que otra cosa en este mundo.
Te encanta mirar a los ojos pero no querés ver mas nada que tenga que ver con nada (de nada).
Qué viento se llevo tus esperanzas en la noche más larga, en el amanecer más triste. Cuando despertaste y sabias que nada iba a ser igual, que realmente habías estado frente a todas esas cosas de las que siempre te cuidaron.
Con el alma siempre inquieta miras a tu alrededor y la nostalgia invade tu cuerpo cuando las luces nocturnas iluminan el manto negro que avanza sobre el cielo que cayo hace mucho…cuando todavía las hadas reinaban tu mundo.
Moves tus manos sin saber que hacer, estas atenta a que nada te pase, a que el no venga de nuevo y te quite el poco sueño que tenes.
Temblas, se te paraliza el cuerpo y volves a temblar y no hay forma de espantar el espanto.
Se acelera tu corazón, escuchas como el aire entra en tus pulmones, como la saliva recorre tu garganta y no podes creer que valiosa es esa sensación.
La esencia de todo tu ideal no tiene sustento pero alguna vez valió pelear aunque sea por un segundo más de esta vida que hoy se empeña en trabar tus pasos.