viernes, febrero 16, 2007

Supo emocionarme la tarde...

Frente al mar voy viendo pasar los días y tu fantasma rueda en mis sueños cada noche.
Quiero estar en donde vos estas y no puedo negarle a mi corazón esa brecha de esperanza que, aun, fluye en mis heridas.
La arena y la luna y las estrellas saben cuantas veces escribí tu nombre en el cielo, lo que me gustan tus ojos, como me altera tu presencia.
Entre bosques y duendes van escurriéndose tus colores y ni los dulces aromas logran distraerme.
El sol va envolviendo la tarde, la espuma baña las orillas y todo eso pasa cuando alguna vez supimos encontrarnos en este mismo lugar donde hoy callan las voces de a poco, cuando pasó demasiada agua debajo del puente, cuando puedo reconocer tu perfume en la distancia.
La luz tenue del crepúsculo y el sonido de las olas rompiendo invaden mis sentidos, quisiera regalarte todos mis anhelos.
No puedo culparte por no quererme, no puedo culparme por ser como soy.
Todo lo lindo que mis ojos puedan ver, lo increíble y perfecta que es la naturaleza, quisiera compartirlo con vos.
Me quedó pendiente tu real presencia y voy quedándome guardado muy adentro mío la intensidad de mi latir cada vez que te veo.

martes, febrero 06, 2007

11/01/2007

En las horas vacías voy peleando para no acordarme de vos, cuando mi pecho recuerda la opresión que se siente en la ansiedad de quererte cerca, muy cerca.
Trato de analizar qué fue lo que me generaste pero no llego a ninguna conclusión solo repaso
cada instante al lado tuyo, aunque mas que al lado no se bien dónde estuve, de hecho ni se si estuve.
Se que la intensidad con la que me hiciste sentir, hoy me da miedo, me da vértigo, y entonces busco la diferencia entre amor e intensidad, esa a la que me hiciste llegar sin quererlo.
Cada día hay menos humanidad en Buenos Aires, y yo voy a irme cuando todos regresen, me iré con mis penas a otra parte, aliviando tensiones (si es que pueden aliviarse)
Seguro que allá voy a reconocer la arena que supimos pisar a la vez alguna noche donde no medía las consecuencias del riesgo que estaba corriendo mi corazón.
El alma y yo reincidimos en vos constantemente sin buscarlo cuando la noche no me deja dormir, hablo del alma y yo como si fuéramos dos, aunque en realidad somos uno, el corazón, el alma y yo…y por ahí, en realidad, el alma y el corazón sean uno y en ese caso se trate de una dualidad no tan dual, soy una con miles de cosas por compartir con el cielo, y el mar que me espera.