viernes, marzo 10, 2006

Las cosas que una se cuestiona cuando merienda

Seria cruel asumir que el tiempo lo cura todo.
Cuál es el reloj que nos dice la hora exacta en tienen que pasar las cosas.
Cuál es reloj que nos marca el momento exacto en que las historias dan un giro exacto de 360 grados.
Cuál es, aquel que te atrasó dos minutos, que dejo el semáforo en rojo.
Cuándo se pondrán de acuerdo los segundos que tardamos en reaccionar.
Que preciado que es aquel que nos trae un futuro inesperado, recuerdos del pasado (y un presente tan escaso que los oasis no alcanzan cuando el agua no corre).
Las discusiones surgen cuando no se puede controlar su paso.
El tiempo que cumple años, que marca distancias, que corre ambulancias…
Que me abre la puerta, que la cierra, que me cobra.
Me presiona al salir, me da la oportunidad de encontrarte o me la quita en instantes.
Me da tu mano, me da tu voz.
Me da silencios…
Se encapricha en la lentitud y toma velocidad de golpe.
Es el tiempo que me saco canciones, la transpiración de tu piel.
Avanza insolente, no da tregua.
Nunca más se me ocurriría desafiar su capacidad de destruir.
Me costaría contemplar opción alguna de construir bajo su mirada.
Le doy una personalidad fuerte en la necesidad de entender como funciona, realismo mágico llámenlo.
Yo lo llamo temor.