viernes, diciembre 30, 2005

30-12-04/30-12-05


Hoy me calzo de nuevo tu remera
recordando la sensación de sentirte en mi piel. La cuenta regresiva se torna agresiva
yo, alerta, inquieta, expectante.
Relojeo los minutos, comienzo a percibir
el aumento de la temperatura en mi cuerpo.
Que triste es un día sin motivos para reír
que triste, no tener de que reír.
Hoy, comenzaba a morirme.

No quiero pecar de morbosa
pero busco en los rincones del pasado mas cercano
restos de la tragedia que arrazo con mi fe.
Me ato a la ilusión
no se que esperar de esta jornada.
Esta toda la ciudad vestida de negro
para darle paso al luto, al duelo, al dolor.
194 lágrimas inundan las almas, 194 manos
toman las mías, 194 pulmones respiran.

Presto mis ojos a quien quiera ver
presto mi vida a quien quiera ser.
Cambio pulmones por alas
cambio tu sueño por mi realidad.
Te cambio el lugar,
te debo un año más.
Sacame y te saco, cantame y te canto.
Te grito al oído ¡que nadie te venza!
Te miro y te digo no te des por vencido.

martes, diciembre 27, 2005

Desperto


Y entonces se encontró tan sola como siempre, impregnada en el viento.
Sus alas se alzaron cuanto menos una vez por día, pero no hubo caso. Su brillo se opacaba con la noche.
Quiso vivir todas las primaveras, quiso tocar el sol y se quemo.
Reposa en todos los jazmines, duerme sobre los rosales amarillos, se empapa con las gotas del rocío.
Pero deambula por los jardines gigantes buscando aquello que perdió…nada le alcanza.
Sueña, juega a ser enredadera y ver más allá, pero no puede. Estira sus brazos, pero no.
Sus rulos se enredan entre las ramas antes de llegar a la cima y sus pies quedan colgando en el aire que le trae aromas lejanos, añorando.
El perfume de su flor preferida esta cerca del polen y entonces da estornudos pequeños mientras escucha con sus oídos el sonido del mar…de su verde y diminuto mar. Ese que se extiende más allá del horizonte violáceo.
Sonríe a la luna, le cuenta sus sueños, su ilusión más grande, su secreto mas preciado. También cuenta estrellas fugaces.
De vez en cuando flota entre las nubes, se sumerge en aquella fuente donde deposita lágrimas de cristal, aquella donde ve su reflejo, donde se reconoce angustiada…desesperanzada.
Sus ojos se enceguecen con cada amanecer, se pierden en el ocaso.
Sus hombros no encuentran consuelo cuando el frío llega. Y busca, revuelve y no aparece.
Y llora sin entender en que momento se escapo. Cuándo fue que paso.
Sus labios se mojan en la lluvia confundiéndose con aquello que cae desde lo alto y se secan cuando se despeja el manto celeste.
Su naturaleza la recoge cuando pretende marchitarse y le canta mientras ella reposa sobre alguna hoja amoldada en algún árbol más alto, imponente.
Se deprimen las ramas para sujetarla cuando se cansa, cuando se debilita.
Remolinos, tormentas, se levanta la tierra, pero no se deja descubrir aquello que resquebrajo su alma.

viernes, diciembre 23, 2005

Papel celofan

Cualquier señal de furia vale si querés sacarte de encima tanta bronca.
No existe lo realmente justo o lo injusto cuando una u otra persona pierde.
Se desarman las ideas cuando cualquier cosa hace que te cuestiones la manera en que esta realidad funciona.
No alcanza la razón para darle un sentido a la existencia en el momento en que todo a tu alrededor desaparece como si nada.
Como quisieras que nada pasara, que el reloj no avanzara.
Estas tan atado a tu naturaleza humana que se hace insoportable transcurrir por las calles y no poder evitar darle significados a aquello que influye en tu estado de ánimo.
Es contradictorio no querer olvidar y esperar a ese olvido, o huir de tu memoria buscando refugio en alguna superficialidad de esta cotidianeidad.
Buscas no sentir mas nada cuando amas la piel más que otra cosa en este mundo.
Te encanta mirar a los ojos pero no querés ver mas nada que tenga que ver con nada (de nada).
Qué viento se llevo tus esperanzas en la noche más larga, en el amanecer más triste. Cuando despertaste y sabias que nada iba a ser igual, que realmente habías estado frente a todas esas cosas de las que siempre te cuidaron.
Con el alma siempre inquieta miras a tu alrededor y la nostalgia invade tu cuerpo cuando las luces nocturnas iluminan el manto negro que avanza sobre el cielo que cayo hace mucho…cuando todavía las hadas reinaban tu mundo.
Moves tus manos sin saber que hacer, estas atenta a que nada te pase, a que el no venga de nuevo y te quite el poco sueño que tenes.
Temblas, se te paraliza el cuerpo y volves a temblar y no hay forma de espantar el espanto.
Se acelera tu corazón, escuchas como el aire entra en tus pulmones, como la saliva recorre tu garganta y no podes creer que valiosa es esa sensación.
La esencia de todo tu ideal no tiene sustento pero alguna vez valió pelear aunque sea por un segundo más de esta vida que hoy se empeña en trabar tus pasos.












jueves, diciembre 22, 2005

Invisible

Las cosas pasan cuando menos se esperan.
La encrucijada preferida de algún futuro cercano hace y deshace a su gusto,
decantan las verdades mas crudas como hojas de otoño queriendo desprenderse de la raíz que las sujeta al montón.
Buscando libertades utópicas, corriendo tras mentiras que apañen el desgarro cuando se pierde la inocencia.
Gente “con la que hay tener cuidado” me dijo, y termino poniéndole palabras a lo que mis ojos no querían ver.
Dolió el golpe en el pecho, me duelen tus lagrimas, pero mas me duelen las mías cuando entiendo que el no ocuparme de mi hace que hoy este parada al borde del abismo.
Cuento en un papel las veces que pobre el sabor de la derrota, cuento lo que no duermo, cuento los planetas que se cayeron, las luces que se apagaron. Te cuento que no entiendo.
Me sobran anécdotas y las veces que fallaste.
Sabes que te equivocaste y hoy seguís sin entender nada. Me canse de perdonar errores humanos.
No aguanto, no lucho, escapo. Voy persiguiendo algún lugar afuera de tantas oscuridades.
Que irónico, que bronca, todos mirando de lejos mientras enjuician a quien soporta el desengaño, con quien se cobran la felicidad ajena.
Me hago hada y vuelo, soy invisible entre la multitud.


viernes, diciembre 16, 2005

Abrazada a la desesperanza


Me despido por un rato de vos, humor gris, eterno
me despido de todas las cosas…
Me voy escapando de largas horas de amargura.
Cuando se hunde el pecho tanto como en estos tiempos
no quedan fuerzas para enfrentarte, vida.

Huyo a lo más profundo de mis lágrimas,
a lo más alto del orgullo
buscando pasadizos para perderte, de una vez y para siempre.
Escurridizas gotas de lluvia empapan mi alma
¡Que humedad tan mezquina!

Como duele, como ahoga
como logras sacarme el aire.
Si yo no te busque
si yo siempre pelee por patearte hacia fuera
no puede ser tan injusta esta partida.

Que desesperante es
cuan larga puede ser esta nostalgia
extrañando colores fuertes
mientras sobre el empedrado dejan huellas
aquellos que hoy lastiman mis ojos.

Resulte ser rosa devenida en hoja marchita
princesa de palacios olvidados en algún lugar del paraíso
encerrada en la torre más obscura
cuando los mimos de los reyes no lograron aliviarle la pena

Me quede con las ganas de mostrarte que feliz que puedo ser…
Algo que me haga salir de este encierro, que me haga escapar de este corazón corajudo, terco jinete de ilusiones.
El cerrojo oxidado da cuenta del tiempo que paso, del largo intervalo entre una real esperanza y un espejismo en el desierto mas seco.
La lluvia mas húmeda hace bajar mis defensas y contagias mi energías con tu aliento cuando entiendo que hay cosas que no pueden ser, aunque sepa que es la única razón que me llena de razones para creer que existe algo mejor.
Son tus ojos lo que me confunde, tu voz la que me conmueve, tus palabras las más ocurrentes, tu sonrisa la más interesante.
Pero lo que más me atrae de vos es ese detalle que siempre me atrapa, esa adicción a lo más raro, lo más inaudito y la encrucijada de ideas donde los dos sabemos que no se pueden dar por entendidas algunas intenciones.
El miedo nos gano de mano, la tarde caía bajo miradas cómplices y dobles sentidos cuando las cuerdas dejaron de vibrar.

domingo, diciembre 11, 2005

(eso que nunca me pasa)


El día que alguien logre entender la mitad…
Al final lo que me queda es una amiga y un montón de mentiras
¿Que placer se puede encontrar en conveniencias y olvidos?
Se apagaron las estrellas, se cayó la luna en pedazos.
Exploto mi burbuja de pedo y caí en lo más profundo de la imprudencia.
Siempre me toco perder y me hago cargo de mi desentendimiento forzado
de mi corazón acelerado.
La impulsividad hace que se me caiga el vaso, que se me escurra entre las manos
sin poder ahogar mi tristeza mas grande, cuando se acaba la confianza.
Termino de arruinar todo en segundos, aplasto lo poco de esperanza que queda
cuando todavía hay restos de algo que pudo ser y no fue.
Nuca espere tanto el olvido, nunca quise tanto al frío.
Me están matando los celos, haces que me porte como una pendeja y te quiero.
Que bronca que me das, te vas así, sin decir nada.
No tengo nada nuevo, ni la histeria que te llama…y me dejas.
Me quiero matar, ¡que lindo que estas!
Funcionas a pila, la puta madre, a pila de apariencias y muñecas fabricadas
para hacerme tropezar hasta quedar sentada en la oscuridad del rincón.
Nunca te pude encontrar más allá de mi imaginación hombre sin culpas, sin penas.
Alguien que saque de mi el sabor amargo del fracaso.
Y todo eso que me pasa cuando me tira la piel…

sábado, octubre 15, 2005

Rojo

Desprendía fuego su piel cuando sus ojos se cruzaron en el recorrido de la noche.
El angosto pasillo colaboro para que sus cuerpos se rozaran cuando la transpiración adhería un brazo con el otro.
Sus labios sugirieron deseo…
Los dedos parecían imanes, no había manera de despegarlos.
Ardió el mundo entero, tembló la tierra, caían las nubes mientras se confundían sus cuerpos, cuando parecieron uno.
Que infrenable necesidad de ahogarse en las llamas del infierno más dulce los sedujo
para que nunca, otra vez, se animaran a probarlo.
La mañana los descubrió colgados de excusas para no comenzar a despedirse y el sol se planto ponente en lo alto exigiendo respeto.
La ironía se hizo cargo de aumentar las distancias cuando los intereses no cedieron.
Todavía se sienten en aquella noche añorando tardes que no fueron, palabras que no se dijeron y la impotencia y la bronca ante la falta de insensatez, ante la cobardía frente al riesgo que se exigían.
Se buscaron por las calles, en los besos ajenos, en otros pasillos, en otras risas…La corriente del tiempo se llevo los escasos recuerdos y ese perfume incomparable del rocío al amanecer de los placeres.

viernes, septiembre 23, 2005

En puntas de pie

Esperó que llegase para sentirse mejor cuando le avisaron que tenía un retraso.
Los retazos de tela no se pudieron teñir a tiempo y quedo varado en aquella estación.
La luz se esfumo como si nada y quedo a la deriva sin rumbo fijo.
Con el alma inquieta y su cuerpo paralizado, no llego a identificar las sombras que sentía a su alrededor.
Suplico no estar ahí, no quiso sentir más temor, no creyó que sea necesario en ese momento, no quiso oír, no quiso oler, no quiso ver.
El miedo era lo único que daba vueltas en su cabeza y un puñado de imágenes sin sentido en ese fracaso de la vida, en ese triunfo del destino.
Nada de lo que estaba sucediendo tenia razón de ser, sin embargo llegaba a comprender en un suspiro todo cuanto le habían advertido.
Ningún armado teórico le sirvió para salir del paso, ni siquiera su verso preferido, su frase predilecta.
Quiso recordar alguna melodía, el sabor de aquellos labios tan dulces…pero nada.
Comenzó a extrañar el sol, el atardecer en aquella esquina, la lluvia en sus pies, su mano en su hombro, las palabras cómplices, sentarse a su lado en silencio.
Entristeció, se desesperó, con tal solo pensar en la ausencia de aquel que lo acompaño en su corto pero intenso camino hasta ese momento recorrido.
Llego a sentirse cual pluma al viento en el instante en que le retumbo en el tímpano un grito y busco desperado alguna señal que verificara su humanidad en ese andén. Sus ojos ardían, las fosas nasales eran tubos colapsados, su pecho oprimido…el aire no entraba.
Cuando pudo reaccionar, se vio recostado en alguna calle de alguna ciudad, en algún lugar, pero la visión solo percibió a aquellos que con el viajaban y, hoy tenia la certeza, seguirían viajando en cada crepúsculo.

Vacio

Me someto al juicio de la ingenuidad.
Hay una melodía que me satura el sentido, no entendiste nada de todo lo que te dije
de todo lo que les dije, de un camino espeso.
Poco valor tiene en el mercado mis palabras, y mis ojos que escupen verdades por doquier
cuando vos escurrís mi mejor prenda.
No lloro porque estoy enamorada, lloro por todo lo contrario y porque no puedo hacerte entender
que no aguanto mas esta desdicha, cuando la vida se empeña en sacarme lagrimas que no valen la pena,
que no aprenden de malas jugadas ni de pasos en falso.
Mi cuerpo no entiende de dobles sentidos, no entiende de secretos, ni de tesoros ocultos, ni misterio
sabe de fracasos y golpes, sabe de sueño e ilusiones.
Se que el mundo me tiene preparado lo peor de la humanidad, la mentira...¿A mi? que siempre fui
un vidrio limpio donde todos pudieron ver las frágiles y quebradizas caídas.
Si quisiera ser un hada de cristal...seria mas dura que el hielo, mas fría que el témpano mas grande del invierno mas crudo.
Pero no, a mi me gusta el verano, el sol en la cara, el agua escurriéndose entre los dedos, las olas altas, la piel...
Un mal humor justificado e inentendible para los que no tienen pasajes me abrazaba hoy
y no quería explicarte que todo tiene el porque en el alma. Que mi corazón esta desgastado y quise huir como fuera (al afuera)
del encierro al que no puedo escapar.
No se llena el vacío porque el vacío me llena, me embriagó ayer, hoy y siempre; y la impulsividad
y la incredulidad me ganan de mano cuando no quiero creerte.
Transpiro desconsuelo, dejos mis restos por las calles, por las noches mas grises...Espero que suenes
y tu sonido no se escucha y el aire se torna denso.
Tendré que seguir pagando por cometer el pecado de la sinceridad, de la impulsividad y del sentir todo con todo.
Y las heridas no cierran, nada cicatriza acá, en el muro mas alto de los lamentos cuando me ofrezco a un dios
sacrificándome en nombre de aquellos que esperan siempre lo mejor, sabiendo que lo peor llega, se toma su tiempo y llega.

miércoles, septiembre 21, 2005

¿Nada es eterno?

Nos debemos un final feliz.
Yo, que a vos te di todo, que en vos puse mi voto, que te confié mis emociones. En tus palabras vi mi reflejo; en tus sonidos, la esperanza.
Se que algún día vamos a volver a ese mismo lugar y vamos a sonreír entendiéndonos con la mirada.
Esta vez no pudo ser, pero hay que terminar lo que empezamos aquella vez, cuando las luces no opacaban nuestro brillo.
Las figuras de siempre hacían que sienta que ese era mi lugar y hoy quiero volver, más que nunca.
Te extraño, como extraño tus olores, tus risas, tus gestos más simples, los rituales más insólitos y los más corrientes también. Mis oídos necesitan tu voz; mi piel, tu calor.
Quisiera caminar sobre tus pasos, esperar que salgas y hagas temblar nuestro mundo. Tomar del río más puro, ese que calmaba mi sed. Hacerte partícipe de mi ilusión más grande.
No quería compartirte con nadie, más que con algunas personas. Pero era hermoso ver como crecíamos en número…Segura de que la esencia seguía intacta.
Y hoy miro las paredes de la calle, miro los volantes y no te encuentro y mi corazón se ahoga cada vez que nota tu ausencia, porque tu vacío con nada se llena.
Son escasas las probabilidades de que mis sentidos reconozcan tu estimulo por estas fechas pero siempre voy a estar esperando tu regreso al mismo lugar. Porque aunque hayas dicho que nada es eterno, siempre voy a tener vivo tu recuerdo.

martes, septiembre 20, 2005

Y no para

Dejame que hoy te cuente como me siento y en una de esas entendes que me pasa.
Antes que nada acordate que es difícil ponerle palabras.
Es de noche, y cuando apoyo la cabeza en la almohada me doy cuenta que no puedo escapar de mi misma.
Te soy sincera: me gusta sentir las ilusiones más grandes, darme la oportunidad de tener ese brillo en los ojos.
Aunque pueda percibir la tormenta, aunque la pueda oler en el aire, salgo desprevenida para después buscar algún refugio.
Hay carteles por todos lados que me dicen lo que tengo que hacer, hay miles de caminos y yo elijo el que tiene más agujeros, el más corto, el más peligroso. Porque soy así de arriesgada, lisa y llanamente vulnerable.
Hasta el que no quiere me lastima…
Soy como el animal que insiste hasta el hartazgo tratando de cruzar el río mas largo sin saber nadar.
Soy como los nenes a los que les gusta comer muchas golosinas (las cosas más dulces), aunque después llore sabiendo que lo voy a volver a hacer.
Es como que necesito abrazarme o agarrarme de algo, mantenerme ocupada.
Doy vueltas en mi habitación, pienso y me duele. Busco palabras y de vez en cuando algo me sale.
Me siento triste, no entiendo como las cosas funcionan así.
Sabes que hasta suplico no sentir mas nada, envidio la frialdad de algunos.
Miro por la ventana del bondi y revuelvo en mi cabeza pero no logro resolverlo.
Es como estar más sola que nunca, vacía de todo.
Yo no escribo bien pero tengo ganas de contarte lo mal que estoy hoy. ¿Sabes que feo que es sentir que nunca para?
Todos me dicen que me ponga bien pero no puedo. Es injusto, alguien está haciendo trampa.
La vida se empeña en pegarme en el pecho, se me hunde hasta el fondo y las
lágrimas caen y todo en mi cae y pierde sentido, y odio los colores y me quiero tapar hasta la cabeza con la sábana y me quiero quedar para siempre en la cama. No quiero ver más a nadie. ¡Qué bronca!
Yo te muestro como soy hoy que me pregunto que estarán haciendo todos entre tantas palabras, y digo palabras y no mentiras porque en realidad son verdades que me duelen.
Es como quien intenta, prueba, insiste y nada…
(Todavía me sigo sintiendo mal)

Tu mano, tu voz.


Ningún tipo de imaginación se espera el dolor mas grande cuando a su paso todo se cae. Cuando los sueños tropiezan…
A quién se le ocurre pensar que nuestra imaginación tiene algo de realidad. Es como decirle a una estrella que nunca se va apagar.
A nadie se le ocurriría decir que una copa de cristal no es tan frágil, ni que la lluvia no moja, aunque a veces tenga esa sensación.
Es tan inconstante mi estado de ánimo que ni la economía de las palabras logra estabilizarlo.
Los finales más complicados se acercan y no encuentro herramientas en el baúl como para resolverlos.
Llene cerca de 240 botellas con lagrimas y ninguna se evapora. Es que ni siquiera quiero dejarlas ir, no quiero soltar el reloj tampoco, no quiero soltar tu mano, ni dejar de escucharte aunque la gente me lo impida.
No puede ser tan triste mi día, no puede derrumbarse así la esencia de mi sonrisa cuando tu fuego prendió la llama de la hoguera en que murieron mis fantasías cuando el mundo para mi, era todo y más que todo eso que el mundo me puede dar.
Por más que suene redundante es así, porque todo gira en torno. Da vueltas, va y vuelve (siempre).
No me das más nada que una mirada, más que un acorde, más que una sonrisa y un mecanismo de defensa tan eficiente que en tus recuerdos no hay lugar para mi, no supe como darte respiro con mi abrazo, pensé que mi voz podía devolverte el aire (te hubiera dado un pulmón o los dos si hacia falta). Que otra cosa mas linda que tus 19 gestos en cada tarde…
Pensé que te podía sacar, a vos con tus 16 pasos agigantados que hoy tan hacen tan grande. Te hubiera atado a mi mano, te hubiera dado mis brazos o por ahí alguna escalera o algún amuleto, de esos que cambian la suerte.

viernes, septiembre 16, 2005

La tarde paso entre lagrimas

Ayer me senté a mirar como caía la lluvia con la luz apagada y tuve ganas de que alguien me abrazase.
Te diría que hasta fue desesperante admitirte que me engaño a mi misma cuando digo que no quiero tener nada que ver con esta vida.
Es que tengo tanto miedo de que me vuelvas a hacer lo mismo…
Cuantas veces creí que esta vez era diferente, pero no.
Las calles las camino todas, cuesta arriba…empedrados altos haciendo equilibrio, sin caerme aunque mojándome en los charcos de aguas oscuras.
Hay días que sopla el viento tan fuerte que tengo ganas de dejarme ir hacia otro lado, pero la rutina me gana de mano y me quedo acá tan sola como siempre.
No queda otro remedio que ponerle el pecho a esta cruda realidad y hacerme cargo de lo que me toco cuando repartieron promesas.

Espero

Me quede sentada mirando tu espalda mientras pisabas las huellas de mi desesperación.
No quedo nada, mas que el ruido de la ciudad, la noche en que ni el brillo de las estrellas pudo opacar tus ojos.
Tus labios nunca me atrajeron tanto, el corazón se me salía del pecho y vos te reías como si nada estuviera pasando.
No pude dejar de mirarte y de esperar ansiosa que te acercaras y rodearas mi cintura con tus manos.
No pude siquiera moverme, me tenías acorralada con cada palabra.
Pero los días siguientes no fueron más que mentiras e ilusiones.
Todas las frases que salieron de tu boca se esfumaron en un abrir y cerrar de ojos.
No quedo más que el dulce recuerdo de aquello que alguna vez me hiciste sentir y hoy esquivo, saltando, cada baldosa que pisaste.
Me hablas como si nada, juzgas cada sensación creyendo entenderlo todo, burlándote de mis latidos.
Me ignoras, como si fuera un fantasma, como si fuera una suave brisa que rozo tu piel.
¿Qué espero de tu cabeza, que espero de tu simple existencia cada vez que me desquilibras el sentido?