martes, agosto 01, 2006

Me había invadido una sensación entre angustiante y triunfante, en esta dualidad constante que me lleva y me trae.
Concretamente las ganas que de a ratos me dejan ser quien fui, recobrándome en un reencuentro con mi sonrisa y esa desgastante pelea con lo que ya no quiero sentir percibiendo que todavía me rodea la angustia.
En un abrir y cerrar de ojos todo cae, todo se levanta, se interrumpe y continúa en violentos intervalos de estados anímicos.
Van invadiéndome las ideas, acosándome, al compás de la bajada.
Va invadiendo la noche, mis sueños, el malestar constante, el que no da tregua.