martes, julio 07, 2009

Como el aire que envolvió tantas tardes de Octubre.
Como cuando cerrando los ojos veía la sombra de las hojas, el sol entre las ramas.
Cuando sentí que lo que veía y lo que sentía tenía que compartirlo con alguien más, que supiera entender mi silencio, o ese insignificante momento que para mí era tanto.
Saber que mi carácter y el tuyo estallan con la simplicidad del agua cuando cae y es lo que es.
Cuando la corriente va llevándome a quererte como te quiero, sin buscarlo, sin entender cómo fue que paso.
No tener miedo a decirte que la noche con vos es un misterio que me encanta resolver cuando te abrazo. Cuando abro los ojos y estas. La fiebre de tu piel y mi piel cuando se encuentran.
Que vale la pena arriesgarse aunque nunca pueda saber hasta cuándo.
Cuando tengo la certeza de tu sonrisa o tu mejilla pegada a la mía. La complicidad de una palabra.
Que sienta que me cuidas tanto y quiera cuidarte de la misma manera. Lejos de los prejuicios, de lo que debe ser.
Que me guste como pensas, como sentís, que hasta me guste no estar de acuerdo en todo.
Que pueda compartir con vos hasta cambiar la luz de un auto, que hasta eso me movilice tanto.
Haber dejado la moral de lado cuando sabía que iba a volver a verte.
Que no me de vergüenza contártelo, que sienta el corazón con esta intensidad que me saca el sueño, que no me deja respirar y me devuelve en un suspiro a tu boca.