viernes, enero 14, 2011

Tuve un preocupante punto de vista, en realidad es la molesta inquietud de mi vida ante sospechosa quietud, que es relativamente: real.
Definitivamente sé hacia dónde quisiera ir, sin embargo voy hacia algún lugar cercano pero no totalmente hacia el pasajero clímax que le cambia el color al lente.
No termino de ver el laberinto donde ruedan bolas de cristal como haciéndome recordar (¡gracias al cielo!)qué no está hecho, definitivamente no.
Tener la sensación del vértigo que sentiríamos el segundo antes de caer por la Garganta del Diablo hacia la bruma primero, hacia aguas inquietas después, burbujas que ascienden revoltosas, espuma blanca, bruma, agua que cae. Sentir el aire fresco acariciando nuestra piel, humedeciéndola. Cerraríamos los ojos para escuchar el rugido más abajo y volver a sentir la brisa húmeda en la cara, pasando entre los espacios vacíos del cuerpo con brazos y manos abiertas resistiendo la fuerza que nos empujaría hacia atrás. Y en ese instante decisivo dar el paso con una inhalación profunda que cortaría nuestro pecho en dos. Arriesgar.
Esas consideraciones que nos sacan el sueño, que nos desvelan y nos roban segundos del tiempo…Maldito tiempo que no perdonas ni una. Esa pasada de factura marketinera en el momento más vulnerable. Te toca la moral, te toca el corazón, te toca el alma.
Te toca el espíritu que no terminas de liberar nunca, ese suspiro que no resuelve nada.
Esa nostalgia de buenos tiempos cuando no entiendo que no fueron los únicos, que seguramente no sean los únicos. Concentrarme en traer hacia el hoy la energía intrínseca que mueve los átomos.
La impunidad de las oraciones negativas.
Es abrumador, es sumamente abrumador. Me pelea, me reta, me pone de un innecesario mal humor, y me miente un poco. Me sienta frente a mí a charlar, a discutir, a debatirme entre todas las puertas que no vi, las que no abrí, las que no se si están, las puertas que quisiera abrir y aquellas, que afirmo, quiero mantener cerradas.
Tengo que poder, QUIERO poder.