miércoles, julio 12, 2006

Van cayendo las opciones, descarto ilusiones.
Ya no voy, ni vengo, no transcurro, quede encerrada en lo que fue.
La amargura va tiñendo mis horas, va marcando el pulso.
El temblor en mi cuerpo genera el miedo de perderme de nuevo.
Insisto en el espejo buscando una respuesta en ojos irritados por el lamento.
Va desbordándome la ansiedad y a la par asumo que encontré el límite al que creí que nunca iba a llegar.
Estructuralmente desarmada no encuentro consuelo y ese cruel desconsuelo hace evidente que mi reflejo, esa que esta frente a mí, mareada ante tanta duda, no puede pedir ayuda.
La angustia impide que los proyectos se realicen, cediendo ante la artificial sustancia que aleja las soluciones más oscuras de mi mente.
Es una engañosa mezcla de soledades que solo sabe darme lagrimas, en la abismal distancia hasta tu interés , en donde tu vida y la mía se asemejan en el dolor creyendo mas interesante lograr que se unan en el amor.
Destinada a esperar sin querer, vuelvo a forzar mi animo, vuelvo a vencerme, rencorosa, llena de dudas, desgastada.
A veces hasta incoherente, aguardo la llegada del malestar, la presión acelera mis latidos, se que va a invadirme de nuevo esta constante inestabilidad.