jueves, enero 11, 2007

04/01/2007

No va quedando nadie en esta ciudad que parece derretirse con el calor infernal del verano.
Tuvo que llegar así la sensación térmica de 42º para que entiendas lo que sentía cada vez que te acercabas, sigo pensando en vos como si fueras la única opción, sin embargo intento a contramano alejarte.
Noches enteras colgada de la estrella más brillante, bailando en lunas que no se ven, esas que se esconden en las nubes.
Esta tarde y la de ayer no me dejan tranquila, no me dejan ser…la agobiante temperatura interrumpe mis pensamientos cuando la música me traslada hacia otros tiempos, donde estaba tan cerca de tus brazos.
Fue un fin de año extraño entre tantas ideas, llenando vacíos abismales de un inconsciente que no da respiro y tu recuerdo en mi cabeza impide que transcurra.
Así estoy, tratando de tomar de nuevo el rumbo con el vértigo que me generan las ganas de verte, de saber de vos y la razón precavida que me da los motivos para creer certera la decisión que tome al crear distancias en las que vos colaboraste. El aburrimiento te trae, en las calurosas noches de este verano que pesa.
Las agujas del reloj estallan y mis ojos no saben donde mirar, si la rosa que crece o aquella que esta por ser. Tratando de limar asperezas con mi conciencia los días no pasan, van en lento trance.
El olor particular que hay en el aire me invita a soñar con aquellas realidades que nunca van a ser, son ideas que vuelan pero no se concretan. Un corazón herido que ya no quiere sentir.
Me adelanto al próximo minuto y le gano de mano escribiendo que añoro lo que no fue, y cito.
Mato el tiempo quedándome en cada detalle de casa, sacando pelo por pelo del oso gigante, intento de recobrar la inocencia que no vuelve, me enojo al no encontrarle respuesta a mis llamadas, vuelvo al presente esas cosas que dijiste y hoy molestan, esas cosas que hiciste y duelen, mas duelen las que no.
Y entonces caigo en la cuenta de que lleno los segundos con nada y que tu persona en el correr de mis pasos no es mas que el intento de tapar el vacío cuando nada queda de la ausencia total de cosas, irónico…redundante, nada en la nada.
Te conocí cuando no quedaban motivos y vos me diste uno…al pasar aprendí a quererte sin conocerte y entonces todo se volvió mas ridículo e incomprensible que de costumbre.
Hace mas de 300 amaneceres que el sol me descubre en insomnios eternos dándole vuelta a tus palabras, esas que me dieron el motivo final para terminar de una buena vez con el sin sentido.
Con la herida abierta estoy, sinceramente no hay terapia que me valga en esta pelea constante, tan inconstante, de lleno en los sentimientos intensos que aturden la vida de cualquiera, si es que es vida.
No me preguntes dónde es que ve el optimismo, pero lo ve y eso a el le vale para justificar los 45 minutos sosteniendo el bostezo. A mi me sirve para sentir que hice algo mas que rodear tu viva imagen conmigo, con otra, con vos mismo.