viernes, agosto 01, 2014

            Y sin embargo todavía te busco en el recuerdo. Todavía espero que regreses a ese lugar del pasado donde había un fondo más allá del ojo.
            El recorrido de mis piernas cuando giran, someten mis deseos a otra vuelta de amores sueltos en el aire. Y ahí te encuentro, entre el humo y el ruido. Estas, en cada una de las esperanzas que se despiertan encontrándote en un momento. Es difícil omitir el detalle de tu voz entre la gente, tu presencia cuando no estas. Un pedido desesperado y silencioso que ruego para no volver a irme detrás de algo tuyo que no existe. La interpretación de tus palabras, una sonrisa que no comprende que acá, de este lado del corazón, existen sueños.
            Es más intrincado cuando hay algo en tu energía que ondea con la mía, el vapor del agua hirviendo, el rastro de un fósforo cuando se apaga, la danza de un sahumerio cuando prende. Y al final, la ceniza de un fuego que no fue.
           Voy a estar pidiéndole al deseo que se vaya, agarrando de la mano tu estrella. Voy a tomar por la cadera el plano inclinado por el que se desliza mi idea, hasta quedar en equilibrio, para que no te vayas pero no me peses. Un par de pasos apresurados que me persiguen y te persiguen, siempre yo corriendo en círculo, tocándome la espalda. Un tierra colorada que despeja mis marcas, como si pudieran borrarse las pisadas.