martes, septiembre 20, 2005

Tu mano, tu voz.


Ningún tipo de imaginación se espera el dolor mas grande cuando a su paso todo se cae. Cuando los sueños tropiezan…
A quién se le ocurre pensar que nuestra imaginación tiene algo de realidad. Es como decirle a una estrella que nunca se va apagar.
A nadie se le ocurriría decir que una copa de cristal no es tan frágil, ni que la lluvia no moja, aunque a veces tenga esa sensación.
Es tan inconstante mi estado de ánimo que ni la economía de las palabras logra estabilizarlo.
Los finales más complicados se acercan y no encuentro herramientas en el baúl como para resolverlos.
Llene cerca de 240 botellas con lagrimas y ninguna se evapora. Es que ni siquiera quiero dejarlas ir, no quiero soltar el reloj tampoco, no quiero soltar tu mano, ni dejar de escucharte aunque la gente me lo impida.
No puede ser tan triste mi día, no puede derrumbarse así la esencia de mi sonrisa cuando tu fuego prendió la llama de la hoguera en que murieron mis fantasías cuando el mundo para mi, era todo y más que todo eso que el mundo me puede dar.
Por más que suene redundante es así, porque todo gira en torno. Da vueltas, va y vuelve (siempre).
No me das más nada que una mirada, más que un acorde, más que una sonrisa y un mecanismo de defensa tan eficiente que en tus recuerdos no hay lugar para mi, no supe como darte respiro con mi abrazo, pensé que mi voz podía devolverte el aire (te hubiera dado un pulmón o los dos si hacia falta). Que otra cosa mas linda que tus 19 gestos en cada tarde…
Pensé que te podía sacar, a vos con tus 16 pasos agigantados que hoy tan hacen tan grande. Te hubiera atado a mi mano, te hubiera dado mis brazos o por ahí alguna escalera o algún amuleto, de esos que cambian la suerte.

1 comentario:

Luji dijo...

Son lo mejor que me dio la vida