Hasta que un día abrió la carpa y al salir, observo que
estaba justo frente al lago. Un azul helado era bordeado por una sombra blanca
al amanecer de sol frágil. En este sentido, una fragilidad tan humilde que ardía
con su sola presencia.
Salió, en ese entonces, al borde congelado del sur. Vio toda
su costa y más allá…como en la extensión misma de las cosas que callan. Una
ausencia que llena el vacío como diciéndonos entre paréntesis “¡Acá estoy!”.
Mojar los pies no era la opción mas cómoda pero si la que
mejor la conectaba con el presente, así que piso con cautela cada una de las
piedras hasta que el agua le llegara a las rodillas, fue entonces que decidió
mirar hacia atrás un poco, hacia delante de lleno, otras vez detrás suyo todo
lo que era de inmenso, y otra vez por delante…abrió los ojos todo lo que pudo
para permitir que todo lo que hubiera alrededor quedara guardado no tanto como emoción,
si de seguro como sensación. Esperaba, siempre buscando, que cualquier cosa la
conmoviera, cualquier detalle por mas chiquito que fuera, pudiera sorprenderla…De
algo así se componía su inocencia. Era como un perro medio cachorro medio
adolescente que iba festejando e invitando a festejar, aunque muchas veces
pudiera eso significar tarascones, mordidas mas o menos fuertes, rasguños, el día
sin paseo, pero ni en esos momentos el perro deja de mirar el cielo a través de
la ventana, y uno no puede ser tan egoísta como para dejarlo sin su vuelta al
mundo.
Llevo dentro del bolso dos piedras, sin antes pedir perdón
por ese ultrajo y agradecer por ese mismo regalo en una mañana que creyó
inanimada.
Fue con el alma cuando junto todas sus cosas, e intentando
no mirar por encima del hombro salio a la ruta buscando otros espacios, ni
mejores ni peores sino diferentes. No importaba cuán diferentes, pero otros
seguro.
Camino el día entero sabiendo que podía parar donde
quisiera, solo era cuestión de tomar la decisión por ejemplo, de calmar la sed
o saciar el hambre, incluso simplemente detenerse a respirar, un suspiro que es
aliento o calma o animo para seguir o todo eso u otras cosas pero aire.
Solamente quería encontrar donde pasar la noche, para mirar
las estrellas y detener el pensamiento, callar las razones, esperar lo
inesperado sin esperar nada. Otra vez, desear el silencio.